lunes, 1 de junio de 2009

OROPENDOLAS

El cuerpo empezó a cansársele.
Entonces tuvo ganas
de ver atardeceres en la galería,
adivinando tormentas,
prediciendo el cielo.

Pero tomó ginseng,
empezó a ir al gimnasio,
y dejó de caminar por el barrio
e hizo un curso de inglés
para saber qué quiere decir
steeping.

La plata bordó sus cabellos
adornándolos como sutiles enredaderas
que hacían las delicias de sus nietos.
Los tiñó de rubio ceniza
y se hizo llamar Mamá Deby.

El Universo le produjo insomnio
en su inexplicable necesidad
de devorar sus pensamientos
para resolver los ancestrales misterios,
pero ella no se bancó el silencio de la noche
y durmió con el cuerpo despierto,
envuelta en pastillas.

Sus tetas le colgaban
como venerables nidos de oropéndolas
llenos de pichones,
y ella permitió que las tijeras de los cirujanos
le implantaran juventud en siliconas.

Una vez más,
el cosmos reescribió las circunstancias,
gastando suavemente su cuerpo
para liberar por fin su alma;
pero ella se buscó un donante,
y consiguió engañar a las hespérides.

Pero algo salió mal.
Ahora pasa sus días
mirando atardeceres sin verlos,
desalmada, en un hostal
de vidas abandonadas.

4 comentarios:

  1. -MIGUELITO,TE PASASTE, ESTO ES ESTUPENDO,MUY BUENO, AMIGO MIO, FELICITACIONES Y UN ABRAZO DESDE EL LIVING AQUEL...COMO DIJO SAN FELIPE...
    JOTACET

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  2. El título y lo que transmite dentro del contexto es la perfección de una imagen.
    Tqm poeta.

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  3. El Universo le produjo insomnio
    en su inexplicable necesidad
    de devorar sus pensamientos
    para resolver los ancestrales misterios,
    pero ella no se bancó el silencio de la noche
    y durmió con el cuerpo despierto,
    envuelta en pastillas.

    un poema que nos toca profundo.... un abrazo poeta

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  4. Wowwwwwwwwww qué maravilla. Qué conmovedor! Es imposible borrar el ensañamiento del tiempo. Vibrante e intenso final. Me has conmovido. Felicitaciones!

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