Tu dedo dibuja
una calle desierta
en una ventana empañada.
La lluvia toca tambores
con ritmo de zinc.
Desde un piso de nubes
suben gotas tímidas
hasta juntarse con otras
que caen idénticas
en desparejos charcos
de una vereda sin fin.
Muere la palabra en tu boca
en un soplo cálido
que se vuelve beso
buscando un imposible rincón
nunca besado por ti
de mi piel.
Miguel Ferrer - 2009
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Desde el título en presente, las palabras, el ritmo y las imágenes, un ritual de belleza. Debería publicar un libro, Miguel. Tqm.
ResponderEliminar-UNA BARBARIDAD EN EL BUEN SENTIDO, MIKE, ES UNA POSTAL MUY HERMOSA- TE FELICITO-
ResponderEliminarJOTACET
Miguel, no se como lo haces, pero tus letras siempre están como impregnadas de luz. Muy bello.
ResponderEliminarSaludos
Cecy
Me encantó tu poema Miguel, tanto como la llyvua que siempre me alcanza recuerdos, me lleva hacia lugares desconocidos e imaginados y hacia seres queridos para meterme en su piel, como expresa tu sentir.
ResponderEliminarAbrazos para ti en la distancia y gracias por regalarme este bello poema, una delicia para el alma.
AZUL
QUE PUEDO DECIR YO??????
ResponderEliminarADMIRACION!!!!!!!